por Mayra Ruiz – Blog Owner/ Editor
Muchas fueron las sorpresas y decepciones durante las pasadas semanas en las diferentes capitales de moda alrededor del mundo y estoy segura que aún son muchas las que vendrán; pero en esta ocasión quise hacer mención a una la cual llamo profundamente mi atención e inclusive, admiración. En medio de tanto lujo, glamour, belleza, elegancia, magia, estilo e infinidades de adjetivos de los que puedo hacer uso para describir aquellas colecciones, una, entre algunas otras, logro captar mi atención con una perspectiva diferente: MOSCHINO Fall-Winter 2014. Si, sin duda quise referirme y destacar el debut y trabajo de Jeremy Scott para la firma italiana; su irreverencia, su ironía, su colorido y sus ingeniosos diseños este año en Milán deben haber logrado una fiesta eterna en el corazón inerte de Franco Moschino.
En muchas ocasiones, cuando el legado de una firma o casa de moda pasa a otra persona u director creativo en este caso, tristemente se pierde su esencia, concepto y sentido original de la misma en donde muy seguramente sus iniciales creadores no estarían muy contentos con el resultado, ojala Lagerfeld pudiera leer esto. En todo caso, lo sucedido con Moschino me alegra inmensamente. Ver como Jeremy Scott consiguió plasmar aquel espíritu rebelde de la firma con su primera colección es muy satisfactorio para nosotros como expectantes y amantes de la moda, sin embargo cabe descartar que el diseñador viene dando individualmente de qué hablar –para mal o para bien- desde 1997 con su marca propia, sin embargo, nunca lo imagine en el lugar donde se encuentra actualmente, pero debo reconocer que ha triunfado conservando el legado que Franco estableció para Moschino y eso, es realmente admirable. A pesar de que para algunos la colección no sea de su agrado, él mantuvo lo que su creador –valga la redundancia- creo y eso es digno de nuestros aplausos.
Franco Moschino, aquel ecologista reconocido, estableció las bases de su firma convirtiendo elementos icónicos de la industria de la moda, identificables por todos, en imitaciones de lujo llenas de ironía y sentido del humor, del uso y abuso de las pieles y sobre todo del Chanel que creaba Karl desde los 80, creando con esto un seudo chanel; irónicamente, Jeremy admira la maison e inclusive se rumoró ser el sucesor del Alemán, aun así, aquello no fue impedimento para seguir con el legado de Franco. Y allí estaban, aquellos trajes falsos de Chanel adornados con llamativas cadenas, los abusos del logo, los bolsos transformados, la mezcla de lujo e ironía y la conciencia ecologista sin duda alguna.
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Scott ha disparado a Moschino a la primera fila de los medios de comunicación aportando una pequeña dosis de originalidad gracias a la fascinación que la comida basura y sus logotipos causan en las nuevas generaciones de consumidores de moda, evocando esta vida de afanes en la que todos hemos caído, introduciéndonos y animándonos con divertidos atuendos y colores debido a su fast fashion junto con la tan deseada fast food de la mano de importantes e influyentes marcas como Mc Donald’s, Cheetos, Hershey’s, los Froot Loops de Kellog’s, Gummy Bears, la cerveza Budweiser y con personajes clásicos como Bob Esponja.
Mc Donald’s:
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Bob Esponja:
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Froot Loops, Gummy Bears, Hershey’s, Budweiser, etc:
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Una colección deseada por muchos, odiada por otros, pero sin duda alguna, inolvidable para todos.
Photos: Vogue.com